sábado, 26 de enero de 2008

Lactancia materna: meses tres y cuatro

La mano de Antonieta "ordeña" a Roxana. La leche sale a chorrros. ¡Isabel no quiere que se pierda nada!


Cuando Isabel cumplió los tres meses, su forma de comer comenzó a evolucionar. Según el testimonio de Roxana, la forma en que se producen los tragos de Isabel ha cambiado. Comenzó sacando más la lengua, cambiando el ritmo de tragos largos y cortos. Y esa evolución no se ha detenido.

En materia de tragar hay un momento en que las cosas comienzan a cambiar de un modo apreciable. Parece ser al tercer mes.

Eso no es lo único que ha cambiado al respecto. Como ya hemos mencionado en esta serie, la producción de leche de Roxana estuvo evolucionando durante los tres primeros meses. Desde entonces ha alcanzado su máximo, que vemos reflejado en la foto.

Ahora las cosas son más simples para Roxana. Cuando Isabel tiene hambre, le da teta por unos minutos. Ella queda saciada rápidamente. Hay sin embargo algunos días excepcionales, cuando Isabel tiene hambre muy frecuentemente.

Ya estamos "dateados" de esas épocas. Según la información de una de nuestras comentadoras estrella, Alexandra, estas crisis de hambre suelen seguir curiosamente una progresión geométrica. La primera a las seis semanas, la segunda a los tres meses, la tercera a los seis meses. Es bastante curioso.

Volviendo a la producción de leche, sorprendentemente Roxana estaba preocupada por la cantidad de leche que le salía. A partir de ese tercer mes, Isabel comenzaba a chupar y paraba inmediatamente, llorando. Inmediatamente volvía, y tenía que parar otra vez. La preocupación obvia, "no tengo suficiente leche".

¿Obvia?

Nos ha tocado la consulta de los tres meses con Antonieta, menos mal. Poca leche nada, todo lo contrario. Hemos sido pésimos alumnos. Les explicaré porqué.

Habíamos entendido perfectamente dos cosas. La primera es que la producción de leche se estabilizaría en los primeros tres meses. La segunda es que el estímulo principal es la succión de Isabel.

El segundo hecho va ligado a que si Isabel no obtiene su leche, chupa más, hasta obtenerla. Nunca deja de chupar. Es lo que había venido haciendo.

Entonces, Isabel se estaba ahogando. Es un problema que tiene soluciones simples. Sacarse un poco de leche antes de darle teta es uno, pero hay más.

Otra solución es buscar una posición donde la fuerza de gravedad ayude.

Hay una tercera solución que es infalible, pero lleva tiempo. Isabel está creciendo. En unas pocas semanas ya puede tragar tranquilamente.

¿Qué nos lleva a temer que el llanto de Isabel se debía a la falta de leche?, ¿La paranoia de padres primerizos?

¿Primerizos?

Obviamente lo somos. Somos padres primerizos. ¿Pero cuándo se deja de serlo?

Creo que el tema va más por la inseguridad, la falta de autoconfianza. Una inseguridad que puede permanecer allí hasta el quinto hijo, alimentada por prejuicios e información errónea.

La moraleja es confianza y sentido común. Confiar más en nosotros mismos y buscar las respuestas a nuestras interrogantes sin echar mano de cualquier prejuicio que ande por ahí.

La lactancia materna exclusiva y a libre demanda es un éxito. ¡Creed infieles! ;-)

4 comentarios:

Ana Daniela dijo...

Hola mis bichos. Es así, a estas alturas, las tomas se estabilizan, y la producción de leche cambia, es abundante y también tiene un "horario". Yo sentia cómo se me llenaban los pechos cuando se acercaba la hora de comer de Leo. En mi caso ya no era esclava de Leo como el 1er mes y medio, sino que él mismo puso sus horas, y eran horas coherentes para que él descansara y yo también. Es decir, empecé a sentirme "gente" de nuevo más o menos a los 3 meses de haber parido.
Creo que es normal tener esas inseguridades, de los "primerizos", los niños vienen sin manual, y la resposabilidad es enorme, es normal sentir cierta ansiedad. Pero como dices, lo mejor es confiar en el "sentido común" (aunque aquí entre nos a veces parece que de "común" nada, porque hay cada loco suelto...) Bueno volviendo al tema, te digo que sigo sintiendo ese miedo ahora con la llegada del 2o bebe. Ya no somos "primerizos" y hay cierta experiencia que espero nos ayude a identificar cosas rápidamente, o truquitos que nos faciliten el día a día. Pero te digo que sí somos primerizos con este nuevo bebe. No nos conocemos, y es volver a adaptarse, ver cómo es, cómo responde, cómo reacciona, cómo come, cómo duerme... Y entonces aplicar ese sentido común! Ya les contaremos qué tal nos va viviendo de primerizos otra vez. Un beeeeesoooo a los tres

José Antonio dijo...

Hola AnaD

Definitivamente el sentido común parece el santo grial de los sentidos.

La gran moraleja que extraigo de este asunto es que siempre seremos primerizos, no sólo con nuestros hijos. ¿O es que alguien siempre sabe como tratar a cualquier otra persona?

Pues no, siempre nos llevamos sorpresas. Si me dejan ponerme un poco más cursi que lo acostumbrado en este blog, diría que esa es la magia de la vida ;-)

Alexandra dijo...

Estoy de acuerdo con Ana D, los nenes no vienen con manual y la teta tampoco! Leo decia que la teta deberia venir transparente y con un aforo :D. La duda de si el bebe como, no come suficiente etc, es la duda tipica de los padres que alimentan con teta al nene. Lo bueno es que es la mejor alimentación posible. Si el nene caga, mea y aumenta de peso, esta comiendo.

En estos dia fuimos al pediatra y el tipo estaba asombrado que Elenita aun toma la teta. Dice que de sus pacientes, Elena es la que mas teta ha tomado! Otras cosas tambien lo asombran. Elena no sube de peso como los otros nenes, esta un poco debajo del promedio; pero de talla esta muy por encima, es muy viva, inteligente y jugetona y tiene fuerza de toro (el pediatra la llama la torita!) Hay quienes dirian que esto es genetica, Antonieta diria que no hay que asombrarse, todo esto es por la teta que no la engorda a reventar, la alimenta! Yo creo que hay algo de las dos, la teta definitivamente juega un papel importante!

José Antonio dijo...

Hola Alexandra. Ese es el mismo caso de Isabel hasta ahora: Peso por debajo del promedio y talla por encima.

Es una cosa un poco paradójica, pero cuando somos bebés es preocupante ser flaco y luego es lo contrario.

Durante meses muchas madres se dedican a cebar a sus hij@s para luego sufrir por culpa del éxito que han obtenido.

Este mundo está un poco loco.