miércoles, 27 de febrero de 2008

Isabel duerme sola

La transición de Isabel a su estatus de dormir sola fue tranquila.

Escribo con satisfacción que Isabel ha contribuido a traer un poco de orden a las ajetreadas vidas de sus padres. El simple hecho de tener una hora fija para el baño, la teta y dormir ha devenido en punto de referencia, origen temporal, etc; para el resto de las acciones del día. Muy útil pues.

La experiencia de compartir la cama los tres fue muy positiva para mí. Hizo la experiencia de los primeros meses más simple. Nunca hubo desagradables levantadas nocturnas, al menos no las recuerdo. Además, la experiencia constante de despertar en la noche para cambiar de posición y encontrar a Isabel al lado, durmiendo como un bebé, fue harto gratificante.

Roxana no opinó lo mismo. A pesar de que creo que reconoció las ventajas para amamantar, siempre le causó intranquilidad el hecho de que yo pudiera hacerle daño a Isabel. Roxana misma dormía en posiciones incómodas para cuidarla. Así que ella fue el motor principal en la pequeña emancipación de Isabel.

Con todo, el proceso fue natural. Isabel empezó a requerir más espacio para dormir. Le gusta estirar los brazos y tener lugar en la cama para moverse. Los dos primeros meses Isabel perseguía a Roxana. Llegando al cuarto mes, tomaba la teta y la empujaba para alejarse cuando ya estaba satisfecha. Consideramos que estaba dando señales de independencia.

En principio yo deje la cama por unos días, mientras leía algún material sobre el método más conveniente para la transición. Sólo los títulos de los artículos ya me daban miedo. Es que la mayoría de los practicantes del colecho, o costumbre de dormir con los hijos, son bastante radicales. Prolongan este estilo de descanso por varios años. Obviamente esto no era lo que buscábamos nosotros.

Mi preocupación principal es sobre el efecto que nuestras acciones débiles producirán en Isabel. Después que ella saliera de la cama, no debería volver jamás. Es por esa razón que no me importaba pasar unos días durmiendo en el sofá. Ese tiempo de reflexión era una inversión.

A principios de febrero Isabel andaba por los cuatro meses y medio. Yo terminé de convencerme de que estaba lista. Roxana estaba convencida desde antes. Me basé en la independencia de Isabel, su necesidad de espacio y, por supuesto, nuestra necesidad de espacio. Así que le comenté a Roxana que estaba de acuerdo con la mudanza.

Ahora Roxana da la teta a Isabel después del baño y la acuesta en el corral que colocó en el cuarto. Isabel sigue despertándose dos o tres veces en la madrugada para comer. No llora mucho en esos momentos. Aunque están un poco más separadas físicamente, sus cerebros siguen sincronizados. Roxana todavía anticipa cuando Isabel tiene hambre. Está bastante bien para mí, ¿cierto?

lunes, 25 de febrero de 2008

Isabel se sienta I

Sentada en su alfombrita de letras. Roxana la cuida.

Nuestro amigo Reinaldo nos invitó a pasar los días de carnaval en el apartamento de su familia, cerca de la playa. Fue una buena oportunidad para pasar el tiempo sin hacer nada, hablar pistoladas, leer un libro y ordenar ideas.

Isabel fue varias veces a la piscina, salió de paseo y sufrió las penurias del tráfico de temporada. Intuyo que tanto cambio la motivó a cambiar. Así que se sentó. Se sentó y ya.

Pongamos las cosas en su lugar cronológico. En ese momento Isabel tenia cuatro meses y medio. Era 4 de febrero de 2008.

El lugar donde logró sentarse fue en la silla del cochecito. Allí se agarró de los ganchos donde se fija el cinturón y ¡arriba!. Luego se quedó tan sentada.

Ella venía explorando los agarres desde hacia algún tiempo. Además sacó provecho de la posición, un tanto erguida, en la que queda cuando está en la silla.

Desde hacía tiempo hacíamos ejercicio de agarrar y sentar. Acostada, le ofrecía mis dedos índice. Luego de agarrarlos la halaba para levantarla y la ayudaba a sostenerse sentada. El cambio ha sido que ha aprendido a hacerlo sola.

Después de esa primera sentada, hemos ejercitado un poco su equilibrio. La sentamos en un lugar seguro y la dejamos sentada sola. Si vemos que va a caer le ayudamos a volver al equilibrio.

El proceso de aprender a estar sentada ha durado cerca de diez días. El día 15 de febrero he salido de viaje por un mes. Cuando hablé a casa el 16 recibí la noticia de que Isabel ya se queda sentada por largos períodos de tiempo. ¿Y qué hace? Juega, claro está.

domingo, 10 de febrero de 2008

Isabel vs la pediatra. Primer asalto.

Es un día cualquiera del mes de enero. Isabel ha cumplido cuatro meses hace algunos días. Va a su "revisión de niña sana". Ahí le medirán, le pesarán y le pondrán alguna vacuna, la que toque.

Llegamos y vienen las preguntas de siempre. Cómo come, cómo duerme, qué hace. Isabel no se voltea, eso sorprende a la pediatra. Cuando la acostamos se queda viendo hacia arriba y no se voltea hacia los lados. Mucho menos se voltea hasta quedar boca abajo. Es que odia esa posición. Si ha estado boca abajo cinco minutos en toda su vida, es mucho.

Suponemos que ya se volteará cuando ella quiera y seguimos con la consulta. Escribiré un poco más sobre el poder voltearse y el saber voltearse pronto.

La pediatra la pesa y la mide. Sorpresa, la niña pesa cien gramos menos que el mes anterior. Volvemos a la balanza. Está bien calibrada. La pesamos otra vez con idéntico resultado.

Mientras la pediatra se dedica a aterrorizar a Roxana con todas las enfermedades que está sufriendo Isabel, yo recuerdo varias cosas. Lo primero es que mi pediatra favorita, Antonieta, también pesa a Isabel. Lo segundo es que el mes anterior las dos consultas estuvieron separadas por apenas dos días. Lo tercero es que el peso de la consulta de Antonieta estaba muy por debajo del que daría esta pediatra. Lo cuarto es que cuando lo observé en aquella oportunidad, Roxana opinó que estaría mal la medida de Antonieta. Es que una madre siempre quiere ver crecer a sus hij@s ;-)

Pero no sólo recuerdo. También veo a Isabel, una persona que luce sana. Quiere verlo todo, quiere agarrarlo todo (para comérselo) y es muy sociable. ¿Acaso toda esta evidencia no apunta en la dirección de que la pesada del mes anterior estaba mal? Yo creo que sí. Además, el peso de Isabel está dentro de los rangos normales de su edad. Por lo tanto creo que la pediatra cometió un error. No al pesar a Isabel el mes anterior, sino al cerrar los ojos ahora.

Salimos de la consulta una Roxana convertida en una mata de nervios y un papa y una Isabel muertos de la risa, después de haber jugado con todos los perolitos esos que tienen los pediatras. Perolitos que les regalan las compañías farmacéuticas.

Cuando le explicamos a Roxana porqué estamos tan contentos, acabamos muertos de la risa los tres y nos vamos a comer tranquilos. No le paramos bola.

El primer asalto es para Isabel.