Cuando Isabel cumplió los tres meses, su forma de comer comenzó a evolucionar. Según el testimonio de Roxana, la forma en que se producen los tragos de Isabel ha cambiado. Comenzó sacando más la lengua, cambiando el ritmo de tragos largos y cortos. Y esa evolución no se ha detenido.
En materia de tragar hay un momento en que las cosas comienzan a cambiar de un modo apreciable. Parece ser al tercer mes.
Eso no es lo único que ha cambiado al respecto. Como ya hemos mencionado en esta serie, la producción de leche de Roxana estuvo evolucionando durante los tres primeros meses. Desde entonces ha alcanzado su máximo, que vemos reflejado en la foto.
Ahora las cosas son más simples para Roxana. Cuando Isabel tiene hambre, le da teta por unos minutos. Ella queda saciada rápidamente. Hay sin embargo algunos días excepcionales, cuando Isabel tiene hambre muy frecuentemente.
Ya estamos "dateados" de esas épocas. Según la información de una de nuestras comentadoras estrella, Alexandra, estas crisis de hambre suelen seguir curiosamente una progresión geométrica. La primera a las seis semanas, la segunda a los tres meses, la tercera a los seis meses. Es bastante curioso.
Volviendo a la producción de leche, sorprendentemente Roxana estaba preocupada por la cantidad de leche que le salía. A partir de ese tercer mes, Isabel comenzaba a chupar y paraba inmediatamente, llorando. Inmediatamente volvía, y tenía que parar otra vez. La preocupación obvia, "no tengo suficiente leche".
¿Obvia?
Nos ha tocado la consulta de los tres meses con Antonieta, menos mal. Poca leche nada, todo lo contrario. Hemos sido pésimos alumnos. Les explicaré porqué.
Habíamos entendido perfectamente dos cosas. La primera es que la producción de leche se estabilizaría en los primeros tres meses. La segunda es que el estímulo principal es la succión de Isabel.
El segundo hecho va ligado a que si Isabel no obtiene su leche, chupa más, hasta obtenerla. Nunca deja de chupar. Es lo que había venido haciendo.
Entonces, Isabel se estaba ahogando. Es un problema que tiene soluciones simples. Sacarse un poco de leche antes de darle teta es uno, pero hay más.
Hay una tercera solución que es infalible, pero lleva tiempo. Isabel está creciendo. En unas pocas semanas ya puede tragar tranquilamente.
¿Qué nos lleva a temer que el llanto de Isabel se debía a la falta de leche?, ¿La paranoia de padres primerizos?
¿Primerizos?
Obviamente lo somos. Somos padres primerizos. ¿Pero cuándo se deja de serlo?
Creo que el tema va más por la inseguridad, la falta de autoconfianza. Una inseguridad que puede permanecer allí hasta el quinto hijo, alimentada por prejuicios e información errónea.
La moraleja es confianza y sentido común. Confiar más en nosotros mismos y buscar las respuestas a nuestras interrogantes sin echar mano de cualquier prejuicio que ande por ahí.
La lactancia materna exclusiva y a libre demanda es un éxito. ¡Creed infieles! ;-)